“La educación libertadora es
incompatible con una pedagogía que, de manera consciente o mistificada, ha sido
práctica de dominación. La práctica de
la libertad solo encontrará adecuada expresión en una pedagogía en que el
Oprimido tenga condiciones de descubrirse y conquistarse, reflexivamente, como
sujeto de su propio destino histórico.”
Pablo Freire
La educación como puerta al desarrollo no puede seguir
siendo un elemento más de domesticación.
Debemos entender que en la
búsqueda de la humanización y liberación
de nuestros pueblos, la educación la
construimos todos, desde una pedagogía
liberadora, según la identifica P. Freire, que fomente el pensamiento
crítico, la expresión y la construcción del progreso.
Como todos
sabemos, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos reza:
Artículo
26: Toda persona tiene derecho a la
educación. La educación debe ser
gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental.
La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional
habrá de ser generalizada; el acceso será igual para todos, en función de los
méritos respectivos.
Entender la
educación como un derecho social pleno como el derecho a la salud y al trabajo
es clave para que los ciudadanos nos apropiemos de ella y entendamos, como
individuos y como sociedad que la educación está directamente vinculada con el
desarrollo humano y e incide sobre la calidad de vida en múltiples formas, por
ejemplo:
- · Aumenta las oportunidades de desarrollo pleno en los individuos, las familias y la colectividad.
- · Mejora los niveles de ingreso.
- · Favorece el acceso a la salud.
- · Fortalece la estructura familiar.
- · Promueve los valores democráticos.
- · Facilita la convivencia civilizada.
La accesibilidad a
la educación básica es primordial en nuestros países en desarrollo. En ese rubro Costa Rica por su larga tradición en defensa y
promoción de la educación muestra tasas neta de matrícula en I y II ciclo
mayores al 95% y una buena cobertura (cerca de 75%) en el III ciclo.
Sin embargo, no caigamos
en la trampa de pensar que la educación es sinónimo de escolarización. El sentido que se le de a la educación, en
todo el mundo, y sobre todo en nuestros países en desarrollo, debe ser
profundo, analítico, crítico y conductivo al desarrollo humano sostenible.
La educación como puerta al desarrollo no puede seguir
siendo un elemento más de domesticación.
Debemos entender que en la
búsqueda de la humanización y liberación de nuestros pueblos, la educación la construimos todos, desde una
pedagogía liberadora, como la llama P.
Freire, que fomente el pensamiento crítico, la expresión y la construcción del
progreso.
Más allá de aprender para un oficio o una profesión, el individuo debe aprender para la vida, como lo llama Jacques Delors en La educación encierra un tesoro.
Más allá de aprender para un oficio o una profesión, el individuo debe aprender para la vida, como lo llama Jacques Delors en La educación encierra un tesoro.
Mientras en otros
países la preocupación está centrada en la cobertura, en el nuestro, sin
dejarla de lado, debemos concentrarnos
en la calidad, la eficacia y pertinencia con los retos que demanda la sociedad
para el Siglo XXI.
Tampoco podemos
ignorar que la educación es un derecho
universal de todos, debe ir más allá de
la niñez y la adolescencia y permitir el acceso a ella para todos los
individuos según necesidades. Debemos seguir luchando en el tema de la
educación inclusiva y las oportunidades de formación continua y permanente.
En los albores del
nuevo siglo, la sociedad del conocimiento requiere un individuo tan
especializado como global, con un amplio bagaje cultural que sepa reinventarse
y producirse según la sociedad se lo exija.
DESARROLLO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
Transcribimos a
Leonardo Garnier en un mensaje en 2006, refiriéndose al Informe del Banco
Mundial para Latinoamérica:
“… el informe destaca que muchos de los logros de los países hoy desarrollados en términos de
lograr simultáneamente un alto crecimiento y una mejor distribución “parecen
guardar relación con el mandato universal de educación básica y servicios de
salud y con el establecimiento de Estados benefactores sumamente
redistributivos”.
De aquí que impulsar el crecimiento para que se reduzca la pobreza resulte tan importante como reducir la pobreza para que pueda haber crecimiento y, sobre todo, crecimiento de calidad.
De aquí que impulsar el crecimiento para que se reduzca la pobreza resulte tan importante como reducir la pobreza para que pueda haber crecimiento y, sobre todo, crecimiento de calidad.
Nuestros países
latinoamericanos solo podrán encontrar un crecimiento de calidad, como menciona
el Ministro Garnier, en función de aumentar su nivel educativo para lograr un
desarrollo justo, democrático y sostenible.
Para lograrlo necesitamos desde la educación prescolar hasta la formación profesional, un sistema educativo robusto, flexible, ágil y capaz de responder en forma competitiva a una sociedad cada vez más exigente.
Para lograrlo necesitamos desde la educación prescolar hasta la formación profesional, un sistema educativo robusto, flexible, ágil y capaz de responder en forma competitiva a una sociedad cada vez más exigente.
¿Estamos preparados
para educar para el presente y el futuro?
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